miércoles, 18 de mayo de 2011

LO SIENTO, NENA

Lo siento, nena. Estoy enamorado.
La víctima eres tú, y sin pretenderlo,
me has roto el corazón... y lo has robado...
y ahora entiendes que no hay dónde esconderlo.

¿Que quema demasiado? ¡Haber pensado
en ello cuando hacías esa cosa
con tu mechón de pelo, tan graciosa...
Lo siento, nena, tú lo has calentado.

Te mereces tenerlo. Lo has ganado
a golpe de sonrisa. ¡Y la has cagado!
Lo que hagas tú con él, es tu problema.
Yo no lo quiero. Aleja de mi vista
a ese infame traidor especialista
en pronunciar latidos que me queman,
porque tu nombre llevan esculpido...
... por la maldita flecha de Cupido.

Que viva ahora contigo, ¡y buen provecho!
No pienso denunciarte. Es todo tuyo.
Se escapó aquella noche de mi pecho,
rompiendo mis costillas, y mi orgullo...
... y mientras se alejaba, el muy capullo
dejaba un rastro rojo hacia tu lecho.
Un rastro ensangrentado y moribundo
que no pienso seguir. Hazte a la idea.
Ahora sois dos en casa, y no te creas
que es fácil convivir con ese inmundo
pedazo de carbón, con esa brasa
que te dará la ídem cada día.

Tendrás una mascota nueva en casa
y en vano rondarás las librerías
en busca de algún libro... alguna guía...
que te enseñe a cuidarla,
a consolarla...
para que no te enerve con sus gritos.
Pero no te preocupes. Hoy te he escrito
buscando un rato libre en mi calvario
un manual de instrucciones sencillito,
como hecho con nivel de parvulario.

Lección número uno: ¡Ni tocarlo!
Es muy muy frágil, y se rompe hiriendo,
como un vaso de vidrio. Al abrazarlo
te clava sus añicos. Yo no entiendo
cómo ha sobrevivido tantos años
sin morir ni matar. Pero los daños
irreparables que sembró tu olvido,
no cicatrizan bien, y en un descuido...
...en una cruel caricia involuntaria...
le asestarás un golpe tan de gracia,
que a pesar de sus ínfimas plegarias,
en vano buscarás en la farmacia
pegamentos que arreglen los errores
o antídotos del mal de los amores.

Lección número dos: En su presencia
jamás te pongas ese vestidito
de color verde, que es su favorito.
Ni deslices con malévola inocencia
el tentador tirante por el hombro,
que puede resurgir de sus escombros
cual ave fénix roto, kamikaze...
...que de cenizas de recuerdos nace...
pa volar hacia ti, para estrellarse,
y arder, y destruirse y olvidarse
de lo caro que sale enamorarse.

Lección número tres: No lo alimentes
con falsas esperanzas, con promesas,
con palabras amables, con serpientes
disfrazadas de besos, ni con esas
miradas tuyas que apuñalan musas
y las hacen gritar estas sandeces.
Y si con lastimera voz de niño
te suplica un poquito de cariño,
finge y contesta: “¡No te lo mereces!”

Lección número cuatro: Si algún día
no te deja dormir en su agonía,
te permito que cortes por lo sano.
Cómprate un arma de segunda mano,
acorrala al cabrón, luego... ¡dispara!
Envía en correo urgente hacia el Infierno
a un corazón que ya no cree en lo eterno
y te odia, te ama, te odia... y no se aclara...

Madrid. 12 de enero de 2006

No hay comentarios:

Publicar un comentario